Entre el espacio y el tiempo habitan los seres.
Entre la ficción y lo real la imaginación, el pensamiento y
las emociones surcan la frontera.
La celebre serie de Netflix es muy reconocida por su
estructura compleja. Basada en teorías científicas, posturas filosóficas y
referencias mitológicas, en su conjunción provocan en el usuario el arrojo a
preguntas o circunstancias que ponen en vilo la existencia.
La realidad es efectuada por las acciones sumarias (que no
paran) de todo un conjunto de hombres al reproducir la sociedad; el pan que el
panadero realiza en la madrugada, puesto a la venta por el tendero, son
acciones que soportan los destinos de sujetos que se proyectan al hacer del pan
circulado energía metabólica para continuar la vida.
Las posibilidades de construir ese destino compartido que
aglutina individuos en formas sociales, son materia de reflexión cuando el cine
impacta como arte acertada sobre la mente inquieta o inquietada por el contexto.
Ver desaparecer gente dentro de una trama es un reto lógico
al saberse que, como espectador, el juego es conectar los secretos o pistas que
el director arroja sutilmente; de eso se trata Dark.
Preguntarse por la relación que existe entre el pasado, el
presente y el futuro, que es casi igual cuestionarse si el espacio es
independiente al tiempo o si se retroalimentan, paralizan cualquier mente
suspicaz.
Las respuestas resultado son teorías, filosofías y mitos. Todas
narrativas que suman a la creatividad para ser de éstas partidas auspiciosas de
una serie tan compleja como Dark.
Inspirada en postulados científicos como los agujeros de gusano;
diatribas filosóficas como el eterno retorno de Nietzsche; el mito griego de
Ariadna Teseo y el Minotauro; los déjà vu que nos ocurren intempestivamente
a sorpresa de la posibilidad que el destino pueda ser saboteado; o sobre lo
paralelo de los mundos entre las personas con diferentes credos; y como no, ese
gato de Schrödinger que dentro de su caja explica las posibilidades del hecho;
Dark toma forma maestra.
Se
descubre una tragedia en el pequeño poblado de Winden comenzada por la
desaparición del joven Erik. Todo el pueblo entra en suspenso y la serie se extiende
por tres temporadas.
Es
imposible atender la realidad palpable sin el allanamiento imaginativo que las
artes ofrecen al hombre; sin El Grito de Edvard Munch no podríamos reconocer la
angustia tan humana en uno como en el otro; sin Las Meninas de Diego Velázquez
el poder que se refleja entre los cuerpos no podría ser advertido y sin la grafía
de Keith Haring la amistad no tendría homenaje.
La
comparación golpea la mesa por un puño indignado y… ¡Dark es Jalisco!
Ya
no somos el tranquilo espectador que en la comodidad de la cama o el sofá
atestigua una trágica historia por alguien que desaparece. No existe más tranquilidad
cuando el protagonista por ausencia es el amigo, el vecino, el hermano, el hijo
o por simple empatía el desconocido.
Las
comparativas no acaban y a pesar del arrojo a la angustia la lógica busca sentidos.
De tras y otorgándole trascendencia, ciencia, filosofía y mito hacen de Dark una
obra categórica. Pero en el caso de Jalisco que vive una crisis humanitaria por
ausencias forzadas, qué ciencia atiende la esperanza, qué filosofía respalda el
aliento o qué mito dirige la fe?
No
solo las creaciones sirven para gloriosamente levantar una bandera que encanta.
El temor puede ser materia de creatividad cuando ideas fertilizan su proceso.
La
geografía de los desapare-seres
Combinar las palabras no solo es motivo de júbilo, pues
existen palabras tristes que uno no quisiera mencionar, pero su invención es
justificable.
Entre el espacio y el tiempo habitan los seres, ya no el ser,
su universalismo ya no impacta más porque su historia en vez de representarnos
nos aliena. Desde Europa la cuna continental de los justificadores del ser (desde
los griegos a Heidegger), se a fundado la modernidad. La humanidad entera a creído
que la historia universal a destellado desde el viejo continente irradiando su
verdad por el mundo imponiéndose como única.
Pero es negligente creer que basta saber sobre el holocausto
que genero la segunda guerra mundial para que un humanismo brote respetando las
vidas a pesar de su credo y raza.
El ser de la historia no solo cuenta su peor o mejor versión
desde la palestra continental llamada Europa. Porque el ser es geográfico y se
hace seres.
Por la geografía del mundo el ser sustantivo solo puede ser plural.
En Jalisco los seres humanos concretos, esos con nombre y apellido
se vuelven carteles y pueblan los postes y muros, se hacen mensajes
descriptivos y a pesar de que sonrían por ser fotos son ausencias dolorosas.
Los paisajes que se crean por las crisis entran por la retina,
pero calan en el alma.
Las acciones que los hombres hacen por los ausentes son tan geográficas
e históricas como el despliegue del poder ejecutivo.
Son tres espacios los convocados cuando se afirma la
existencia con autonomía, pero estos se desentonan cuando la vida es capturada
por un contexto extraño.
El espacio absoluto alberga la materia percibida sea esta
carne o cartel. El espacio relativo es sinónimo de vida pues el movimiento es energía
en desgaste. Y el espacio relacional permite las asociaciones simbólicas que extiende
el recuerdo o la comunicación.
Cuando desparece un amigo su espacio absoluto es incierto, es
por el espacio relativo que la distancia o la barrera existen y es por el espacio
relacional que la angustia precipita la psique.
Es entre el espacio y el tiempo donde habitamos como seres.
1 Comentarios
Una tragedia esto que sucede Froy.
ResponderEliminarÉste paisaje de incertidumbre, sin duda, deconstruye el imaginario trasn territorial.
Lo de hoy, son las bases de ese espacio futuro (con clave de crisis)