Resultase que por la
división de las ciencias convencionales la geografía perdió contacto con
aquellas disciplinas que trabajan dedicadamente el espacio, como la arquitectura,
el diseño gráfico, la fotografía y un largo etc. Pero, según el pensamiento
complejo el vaivén entre las disciplinas produce entrecruzamientos fecundos.
¿Qué puede hacer un geógrafo cuando descubre que su disciplina posee un devenir más ilustrado? ¿Será acaso estudiar diseño gráfico para así ser multidisciplinar? Mejor, para no dar un salto disciplinar inconexo, sigue el principio interdisciplinar de asociación por concepto, creando un concepto que indique su transitar: y el geografismo es el resultado.
Las animaciones valen por su concepto, es decir considerando producción y efecto.
En la parte de producción se
considera la vectorización, modificaciones de trazos, fragmentaciones de
elementos como replicación en patrones y el tiempo dedicado. Resulta ser la
parte más tangible de la obra, porque su evidencia es justamente el grafismo
materializado.
En la parte del efecto se
contempla la inventiva del geo-grafista por proyectar el movimiento partiendo
de una sola escena, tratándose de una técnica generativa a partir de un solo
fotograma; en otras palabras, ¡es el esfuerzo gráfico de seguir contando lo que
sigue! seguir dándole tiempo a los signos al moverlos.
La geografía sale de su restricción objetiva de representar la tierra o sus porciones por atender la potencia del signo espacial.
El signo espacial es el concepto búsqueda entre el encruzamiento de la geografía con la semiótica, solventado en el hecho que el auxilio gráfico es evidencia en la propia etimología de la geografía (un guion lo explicita mejor: geo-grafía), haciendo de su auxilio una potencia conectora.
Así que se revierten las
cosas.
Si la geografía antepone su
objeto de estudio con el prefijo “geo” creando semánticas de apropiación en las
palabras: geoparque, geomática, georreferenciar, GEOSITER, GEORIESGOS
(locaciones, disciplinas, verbos y nombres propios se nominan).
La versión que equipara las dos
partes de la palabra extendiendo lo gráfico con un “ismo” (el geografismo),
tiene el cometido de atender todo el grafismo que se hace en geo (tierra) por
la espacialidad creadora. Al ser un ismo se acerca más a una corriente
artística, literaria o hasta casi filosófica como el cubismo, dadaísmo,
surrealismo, realismo, etc.
El geografismo opera reconociendo
la realidad del signo en el medio que es espacial. Las dimensiones operativas
del espacio resultan ser dos; la física o territorial y la virtual o
desterritorializada (argumentos luego de leer a Deleuze y Guatarri);
simplificando, son el espacio geográfico y el ciberespacio. El signo espacial
se gesta en ambas dimensiones, pero también es el vinculante; el QR es un
portal que te saca del contexto, el portal no es más que un grafismo lógico en
el espacio geográfico, la potencia grafica nos proyecta a otra arquitectura
soportada por la información movida por la electricidad y proyectada por las
antenas.
Cuando desde el ciberespacio se
comandan acciones que se territorializan, como pasar de mover el pulgar cuando
el sitio buscado está ubicado, para luego poner en marcha el cuerpo hacia el
destino, se descubre que el ciberespacio es el mapa.
Declaratoria poética
Hoy la geografía se
pone en escena ciberespacial,
y viaja el mapa por
el mundo como viaja el e-mail.
Un mapa de un lugar
que se ve en todas partes,
por un objeto
localizable que lo refleja.
Paisajes en los
celulares,
y los contextos
publicados generan likes.
En el muro un QR
marcando territorio,
que la región del
wi-fi permite acceder.
Y todo dentro una red ¡hasta este propio mensaje!
Una red
formada por dos espacios que nunca terminan de entremezclarse.
En suma, el geografismo es una propuesta disciplinar en surgencia,
así como la geonomía.
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