La categoría estética que produce el póster, es decir eso por lo que es bello… se conceptualiza como la “espacialidad que evoca”. Una espacialidad multidisciplinaria por ser transversal a la geografía y astronomía; ambas disciplinas aluden lo astral. La geografía comienza situando la tierra en el universo para luego especializarse en la unidad astral que cobija la vida humana. Mientras que la astronomía atiende lo astral en su diversidad, planetas, estrellas, satélites, cometas, galaxias, etc.
La espacialidad trascendental aludida es de naturaleza matemática, porque solo es tratable la geografía y la astronomía en su superación sintetizada: una abstracción; y no hay nada más abstracto que la matemática en su condición mínimamente determinada con grafía (signos alfanuméricos y figuras geométricas) para su pragmática (puesta en práctica).
El logos que sobreviene: geografía espejo de la astronomía y el lugar como contacto
Graficar el movimiento del astro rey sobre la tierra adquiere sentido cuando se advierte que solo desde un lugar se avizora el sol y se atisba el tiempo (Guadalajara). El sol es geometría encandeciendo indómita para la vista gran parte del día. El sentido de la vista humana es muy dependiente de la luz para ser útil, pero tratar de ver el sol directamente es querer ser ciego a voluntad.
Este póster nos recuerda que seguirle la pista al sol con la mirada es imposible sino se recure a la geografía de las sombras; la distribución de las siluetas cobijo contra el sol generadas por la angulación de la luz al contacto con la tierra. La sombra es el objeto auxiliar estimulante de la geometría por su impacto visual y la diversidad de sus figuras tendidas en el paisaje.
La figura geométrica utilizada para dar cuenta de la relación primordial de la geografía es el triángulo, al relacionar sujeto observador (geógrafo)-objeto observado (paisaje)-fuente de luz (sol). El culto lógico del triángulo se llama trigonometría. La navegación de los mares y la medición de la tierra es una aplicación de la trigonometría.
La civilización se emancipó de la trigonometría gracias a la revolución tecnológica; el poblamiento de antenas y la puesta en órbita de múltiples satélites para la hiperconectividad. Es así que la trilateración es la superación de la trigonometría porque explica la navegación en internet. La trilateración es el método matemático para determinar las posiciones relativas de objetos usando la geometría de triángulos de forma análoga a la triangulación. La figura bidimensional que expresa la trilateración es la composición de tres círculos repartidos para cada vértice del triángulo, esto se explica sencillamente porque es la forma de la comunicación satelital.
Es en los extremos del día, en el amanecer y el ocaso, cuando la empírica vista y el lógico pensamiento reflexivo confluyen en una intuición de exalto grato. El amanecer es la postal de la esperanza y el paisaje romántico para acceder al Cosmos. El ocaso es la antesala paisajística de lo onírico; la noche, el laboratorio del astrónomo. Las puestas de sol son sublimes y su tránsito es materia de cálculo.
Todos estamos conectados por medio de
celulares. El celular tiene una cierta facultad técnica; un rango circular de
emisión y recepción. Para que el celular emisor se conecte a la red, su rango
circular tiene que solapar con la cobertura circular de una antena
receptora-emisora, donde a mayor solape mejor conexión. Conectando a su vez con
el rango circular del celular-receptor; esto se puede nombrar “trilateración paralela
al horizonte del paisaje”. Con la puesta en órbita de los satélites
artificiales la trilateración se verticalizo. El satélite artificial es el
hardware equipado y coordinado transitando en la termosfera.
En el televisor ordinario la señal se desvanece como se desvanece el sonido porque son ondas analógicas. En el televisor digital la señal se descompone en cuadros cuando el mapa de bits se descontrola. Los defensores del giro pictórico argumentan lo categorial de lo visual para producir conocimiento; postulan que la unidad comunicativa epistemológica es el píxel. El píxel es un neologismo forjado en la jerga informática que significa: “superficie homogénea más pequeña de las que componen una imagen, que se define por su brillo y color”.
La obra se presenta al público en una pragmática virtual, pero terminará de realizarse en pared sí se concibió como póster físico. Mientras la obra fluya en la virtualidad proyectándose con diferente luminosidad entre las pantallas (flexible por ser un mapa de bits); su territorialización aguardará tomar lugar en muro y proyectarse conectadamente con el entorno geográfico concreto. La causal de su territorialización es la intencionalidad de proyectar la obra desde el lugar que una subjetividad resguarda o vive (habitación, escritorio, aula, sala u oficina). La obra llegará a consumarse en su pragmática real.
Froy
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