Así empezo todo¡¡
Cómo estudiar lo que no para?... como el espaciotiempo
Pensar lo elemental de las cosas suele ser asociado con un ponerse al día o sincronizarse con el sistema de pensamiento de cierto genio creativo. Sin duda las hazañas de otros son claras inspiraciones para las propias, pero la solvencia de los soportes intelectuales, llámense paradigmas o conceptos, no hacen más que condicionarnos a la hora de tratar de pensar: uno cree ser radical, postmoderno, existencialista, o vaya a saber a qué tipo de amparo coordinarse, la seguridad del respaldo es lo primordial. Podemos estar equivocados en el modo como argumentamos pero las fuentes ahí están, indelebles al tiempo y universales al espacio.
Cuando se piensa justamente el
espacio y el tiempo parece que el punto de partida es el mismo: ¿Qué se dijo?
¿Quién lo dijo? Y ¿Cómo lo dijo? Son las claves para promover la generación de
ideas, en detrimento de ¿Qué digo? ¿Quién soy para decirlo? Y ¿Cómo lo digo? Al
final se impone el ¿qué pensar? (el contenido obligatorio) sobre el ¿Cómo
pensar? (la formación de la respuesta como un continuo proceso).
El primero es el mero insumo
asociado a la memoria, por eso su obligatoriedad (no hay pensamiento dirigido a la nada pero si hay
pensamiento de la nada que es ya un direccionamiento), dicha obligación de la
memoria por encapsular una temática parece sustentar el conocimiento general
convencional (en geografía se conoce como la memorización toponimica). El que
se encuentra fuera del que pensado es
un neófito carente de estudios, pues todos en alguna medida nos hemos
coordinado en sociedad para pensar lo mismo obstinadamente, creyendo
convenientemente e inocentemente que debieran ser las mismas respuestas. El cómo pensar más que un antagonismo es
una ampliación creativa, no se vasta en la mera memorización de las cosas, sino
llega al contraste de los argumentos poniéndonos en constantes aprietos en
cuanto a elegir o superar una idea (son válidos los retrocesos en la medida que
no se asimilen como derrotas). La exigencia del proceso implica autenticidad
del pensamiento activo, es un paso de confianza sobre lo propio, donde el
respaldo no es la conciencia de un paradigma, escuela o pensador, es el hecho
de aceptar el desafío a pesar de las advertencias.
Ensayar una concepción del
espacio-tempo es asegurarse una partida para iniciar el contraste con otras
concepciones que usualmente viene empaquetadas en los libros, porque no existe
un inicio en blanco, pero si la falta de sistematizar las nociones que es muy
diferente. En mi caso es un ejercicio tardío que pretendo remediarlo ahora.
Dicha demora tiene una amplia ventaja que a falta de buena memoria se vuelve
una desdicha; el repaso obligado o no de las diversas interpretaciones tienen
efectos sobre mis declaraciones, por lo que la sistematización de mis nociones
para poder conceptualizar se encuentran ya fertilizadas. Aun así espero que se
aprecie del ensayo mis propias palabras a pesar de su mezquindad para con las
inspiraciones. Se me es costoso enumerarlas por su variedad y diferente
tipología, porque no son solo argumentos textuales especializados, son de largo
espectro, desde obras de cine a experiencias domesticas (desde Einstein hasta
mi gato).
Qué entiendo por tiempo? La
configuración del cambio aguardado en las cosas mismas constituyendo un proceso
característico.
Ejemplo: Una manzana aguarda su
propio germen (semilla) que se aproxima a ejecutarse en medida que la manzana
sufre cambios. El devenir de la manzana está regido por leyes biológicas, uno
ve la manzana y sabe que se pudrirá a pesar de los atenuantes. Se puede pensar
en los cambios característicos de las cosas según la diferente nivelación de su
esencia, inorgánica, orgánica o social.
Qué entiendo por espacio? La configuración del cambio entre las cosas.
Ejemplo: En el ajedrez la
configuración entre las piezas responde a estrategias que tienen como finalidad
la victoria, existen diferentes modos de jaque mate según la relación entre las
piezas y el tablero, el número de piezas en juego varia como su ubicación en el
tablero. La ubicación o posición de las cosas como su movimiento están sujetas
a un orden, para alguno cósmico para otros accidental. Ver un oso polar en el
Sahara (el paisaje como orden de cosas) no es una relación de cosas posible
fácticamente, pero saber que los polos de la tierra tienden a convertirse en
Sahara climatológicamente hablando, nos muestra indicios de cambios entre las
cosas. Un ejemplo relacionado a la manzana sería la configuración del fruto y
su contigüidad; una manzana pegada a una rama es una manzana en el huerto, una
manzana colindando con otras manzanas es una manzana en el mercado. Los
ejemplos se complejizan cuando tratamos con cosas de órdenes de esencias
distinta; inorgánica, orgánica o social.
Qué entiendo por espacio-tiempo? La
configuración del cambio aguardado en las cosas con relación a las otras cosas.
Ejemplo: Una manzana a la
intemperie se madura lo suficiente para ser atractiva para el consumo, sigue su
línea de cambios en el tiempo siendo potencia de atracción para otras cosas que
tienen facultades espaciales (espacialidad) para movilizarse y encontrar
manzanas para su dieta. A la inversa una manzana cautivada en una nevera a
elevadas temperaturas atenúa su configuración de cambios en el tiempo, como
evitar la maduración veloz. En otras palabras: ¡no hay procesos sin contextos¡
Pensar la espacio-temporalidad no
es para nada una novedad, pero creo que comprenderla sí. Ya que el
espacio-tiempo más allá de memorizar explicaciones implica pensar la realidad
en movimiento, en ejecución, en términos filosóficos la totalidad
totalizándose. Pensar el espacio-tiempo de forma escindida solo tiene sentido
propedéuticamente. Es necesario pensar que todas las cosas son procesos a pesar
de su aparente permanencia, ya que como no hay proceso sin contexto, la cosas
interioriza los contactos para activar los cambios; una manzana inmune a los
contactos es una manzana representada en un lienzo o como ornamento, aun así su
diseño implica un orden espacio-temporal, un museo o la sala de una casa.
La historia como disciplina ha
reconocido la dimensión espacio-temporal como categoría predilecta de análisis
ponderando más el tiempo, el sentido de la geografía se reduce a auxiliar el
entendimiento del dinamismo temporal, por la creencia que el espacio es pasivo
ante el imponente tiempo. Sin embargo se piensa que la historia ha subestimado
la contigüidad entre las cosas, ha privilegiado el cambio en las cosas
minimizando los contactos, como si la cosa relatada poseyera una atracción
selecta formulada en el pasado sobre el espectro de contactos posibles. El trayecto
de las cosas, su espacio-temporalidad interiorizada, como el madurar de una
manzana o el crecimiento de una persona, se encuentra en constantes contactos o
encuentros que pueden ser iluminadores o patrones rutinarios (acontecimientos
mecánicos predecibles por leyes en el caso de la manzana).
El despertar de la importancia
del espacio recita que el contacto entre las cosas no solo sirve en la
continuación o consumación de los procesos, posibilita una reorientación de los
procesos o el surgimiento de nuevos procesos. Un ejemplo común que sustenta la
trama de un sinfín de relatos novelesco y que tiene cabida en las vivencias es
el romance. El contacto de dos procesos que al interactuar se influyen
recíprocamente surgiendo una especie de metaproceso que combina los trayectos
pero no los funde del todo. Hurgar en el pasado de alguien para darnos lugar,
es reconocer la autonomía de un proceso que constituye al otro, desear que el
otro nos desee es ingresar en la autonomía de un proceso del cual tenemos
contacto. El devenir del ser humano en su nivelación suprema de síntesis
individual como máxima autonómica, es un proceso abierto, ya que la existencia
precede a la esencia, es decir no existe una determinación tal que funde al
sujeto-proceso al margen de los contactos. La existencia es contacto de cosas
que forman la esencia para las cosas, en este caso cosas humanas. El espacio
nos junta, nos relaciona, nos separa, nos estimula, en definitiva nos forma,
una formación que a lo mucho nos predetermina pero no nos concluye, ya que el
espacio-tiempo es fluidez, es cambio. Yo apuesto a que es un cambio dialéctico
y no mecánico, es decir un cambio direccionable y no rígido, la esperanza o la
utopía no es nada ajena a nuestra existencia como procesos.
En una biografía, en nuestra biografía
tendría que ser contada no solo la centralidad de nuestra existencia, sino la
existencia de las cosas con las cual tuvimos contacto y nos formamos, o la
configuración de estas que pasan a llamarse paisaje, entorno, territorio, lugar
o región si queremos equilibrar al espacio con el tiempo como una categoría
poderosa. En el ejercicio de explicarnos relevando el espacio es posibles que
perdamos centralidad, porque mi vecino importa como cosa contigua a mí y el
encadena otras contigüidades, nos abrimos a un mundo de diversidad para
explicarnos a nosotros mismos, y terminaremos diciendo como el pueblo
chiapaneco que deseamos un mundo donde quepan otros mundos, pero ya no solo
para explicarnos sino para garantizarnos.
Finalmente brindo homenaje a los
estímulos o inspiraciones que me hacen pensar el tiempo-espacio, pero es
imposible nombrarlos todos ni clasificándolos para mencionar géneros, porque
todo es una ventana para pensarlo y ese es el secreto; juntar los domestico con
la teoría, las metáforas con la ciencia, la casa con la universidad, el romance
con la lectura, el viaje con el descanso y saber que el tiempo-espacio es
transversal a las conjunciones, es acercarse a su poder explicativo. Nombro
aquellas experiencias o contactos significativos (apelando a la memoria
inmediata) en mi proceso de pensar el espacio-tiempo.
Mi condición de inmigrante ha roto con la estabilidad de mi credo espacio-temporal fundado en Arequipa (Perú) como mi lugar en el mundo y a la vez como mi único mundo, porque no se piensa el espacio-tiempo en abstracto fuera de un lugar. Mis trayectos son a su vez una avanzada en la conceptualización del espacio-tiempo.
Mi condición de estudiante asido
y es la clave para atreverme a ensayar y caer en modestia intelectual cada que
una idea pretende anquilosarme. El academicismo como la consagración del
experto, puede subvertir la magnitud del saber geográfico en memorismo e
intolerancia. El relativo estudiante que abraza múltiples ideas es el mismo que
se plantea la hazaña de pensar el espacio-tiempo como un esfuerzo
extracurricular.
La experiencia rutinaria y
domestica de convivir con mis gatos en el momento preciso que termino de leer
qué es el espacio y busco una respuesta inmediata en el entorno, experiencia
que me demostró que no es necesario esperar una respuesta discursiva de pares
por la potencia misma del concepto.
Milton Santos el referente
identitario de una geografía Latinoamérica importante para un inmigrante como
yo. Pensar la naturaleza del espacio al compás de su prosa es adquirir la
licencia para entrar a la filosofía sin transgredirla y hacer de la geografía una
ciencia digna de la actualidad.
Soja promueve el giro espacial al
punto que la actualización o renovación de las ciencias sociales dependen de
ello. Rompe con la condición gremial y hermética de la geografía aceptando que
ésta no agota la potencia del espacio, y que otros intelectuales han sido más
perspicaces para encontrarla. Equilibra la geografía con la historia en el
concepto de geohistoria permitiéndole avanzar en los análisis del mundo con
nuevo aliento.
Massey afirma que la geografía
importa, porque el olvido intencionado o no del espacio es un riesgo que todos
corremos dado que el espacio garantiza la existencia de la diversidad. Los
vacíos y las ausencias en la teoría social es causa de la subestimación del
espacio, reflotar lo espacial no es solo una tarea de eruditos es condición del
reconocimiento, donde el poder está en juego.
Harvey extiende creativamente el
materialismo histórico hasta el materialismo histórico-geográfico, el vigor del
capitalismo no solo es victoria en el tiempo sino movilidad en el espacio. Su
teorización no está diseñada para la contemplación del mundo, es para
ejecutarnos como acción o como práctica subversiva, porque el tiempo-espacio no
solo se piensa, se impugna para cambiarlo. Si no nos atrevemos hacerlo, no
podemos esperar que el proceso que nos envuelve como sociedad nos reconozca
también como un proceso que cambia, muta o se proyecta hacia un mundo anhelado
y a la vez compartido.
Marx en el fetichismo de la mercancía
expone la importancia de los procesos que la soportan y constituyen, que no
solo es tiempo de trabajo en su producción es espacio de relaciones.
Por último, llegar a conocer el rizoma que Gilles Deleuze y Félix Guattari han cambiado mi vida.
Si nuestros puntos de
partida no son ensayos sistematizados que avanzan bajo pruebas de contraste,
nuestros puntos de llegada no nos garantizan nada más que una forzada
parálisis. Ensayar para librarse del dogma, de eso se trata esto.
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