La prosa fastuosa de Llosa arroja al lector a esos mundos sociales que padecemos, esos estamentos ya escritos de aquello que debe ser. Las odiseas modernas del citadino que cruza la marea de lo real por el sueño que siempre destella al final. El homenaje al lector siempre será otro libro pues la literatura no puede parar. Llosa le escribió al Perú que vivió, condenso en sus textos la realidad respirada, arrojo a la luz ese secreto silencioso que las miradas resguardan, porque no todo puede ser hablado en el momento. En La ciudad y los perros (1963) explora la vida de un grupo de adolescentes en el Colegio Militar Leoncio Prado en Lima, la brutalidad, violencia y el machismo son los tenores de la trama. La crítica al estamento militar en el Perú no conoció mejor golpe sutil que Llosa haciendo de las suyas. Antes que el cine está el guion, antes que la pantalla existe el texto. Del Perú en escena se conoce la picardía de contar historias que erizan la piel por el deseo suelto...
La literatura y el giro espacitemporal producen narrativas híbridas, donde textualidades iconograficas convergen con signos alfanuméricos, como prueba de la semiótica surgente del siglo XXI. Un sitio que reconoce su formato de gestación la Cyber-semiótica en el Cyber-espacio.