El famoso
prefijo "geo" entre los geógrafos es una forma de conquista léxica, las palabras
que usamos no tienen la misma potencia cuando suena un "geo" antes de
completarse. Si se realiza un ejercicio vago de cronología lexical sobre las
palabras aceptadas por convención en relación al conocimiento geográfico, tendríamos el resultado que quizás una de
estas últimas palabras sea la de geolocalización. No tanto por su uso, dado que
en su uso pre-oficial (como justamente la palabra pre-oficial) su escritura
corresponde a una la palabra pre-compuesta, es decir, se utilizaba un guion entre
el “geo” y “localización”. Esto cambio en el 2021
cuando el Diccionario de la Lengua Española incorporo la palabra sin el guion y
sin distancia, reconociendo que la palabra es compuesta y como prefijo marco
su oficialidad para todo público.
Qué
significa todo esto para el público en general, que una palabra de uso común en
el gremio de la geografía y las ciencias es ahora parte de la cultura general
por su impacto de uso; una victoria semántica para la disciplina geográfica.
Los geógrafos
suelen abuzar de este prefijo por fanatismo o perspectiva. La palabra geoparque
no se encuentra registrada en el diccionario de la Rae pero si tiene un uso oficial. Pensar en
todo el conjunto de palabras que tiene su lógica y sonoridad con inicio con "geo", nos extiende por el sentido del mundo que prioriza lo terrenal. Que la
palabra tenga el sufijo “geo” es señal de pensar en el planeta íntegramente.
La
imaginación geográfica tiene claras manifestaciones. Antes los taxistas
imaginaban la ciudad y sus rutas posibles para llegar al destino del usuario.
En la actualidad las aplicaciones toman el papel de comandar el criterio del
taxista, mientras el usuario monitorea la ruta en el celular y puede exigir
cambios. La logística ha cambiado; antes el poder del taxista era saber de la
ciudad para llegar a los lugares. Hoy el usuario tiene el comando por tener el
dinero y llevar celular. El taxista automatizado se inserta en el sistema
laboral a la vanguardia de la cibernética.
Los
artistas, literatos, diseñadores, cartógrafos, empresarios, coreógrafos y un
cúmulo de profesionistas más poseen una imaginación geográfica llena de pre-conceptos
e ideas muy propias. Historias y relatos donde existen paisajes, lugares, rutas
y mapas sostienen el credo de sus estrategias y valores. Cuando se lee se nos
presenta un mundo nuevo de palabras que aluden el poder de la imaginación basada
en el conocimiento. Nuestras realidades imaginadas se nutren de conceptos que
estimulan los proyectos e iluminan el camino.
Eso es
un “georizoma” una propuesta conceptual que permite conectar el conocimiento
con textos creativos. La milenaria palabra geografía se encuentra enmarcada en
paradigmas que definen su devenir. La modernidad es la época del mundo donde la
razón ha tomado el protagonismo a instancias desbalanceadas. La geografía moderna
tiene la consigna de servirle al progreso del hombre sin importarle mucho las
consecuencias que se generen.
La
crítica dentro de los propios horizontes de la modernidad no deja de ser un
romance con el hombre razonable. El marxismo por ejemplo es la compensación
lógica renovada (o sea moderna) de la victoria de Parménides rencarnada en la filosofía
de Hegel y su espíritu absoluto que explicaba el devenir de la historia
universal. Marx es la rencarnación moderna del Heráclito que por sentir la
corriente de un río fundo el proceder dialectico del pensamiento.
El
georizoma es un concepto que causa controversia y resistencia para el pensante que
solventa su imaginación geográfica en la restrictiva historia de la geografía.
La geografía es una disciplina abierta y libre, sus restricciones responde al paradigma
que la programe con narrativa y esfuerzos sistémicos de colectivos que forman
las famosas tradiciones, cuya mística puede ser opresora si el fanatismo se hace
presente.
El geógrafo
latinoamericano debe ser muy astuto si quiere aportar genuinamente su trabajo autentico a su disciplina. En fortuna, en el destino de pensar nos encontramos
con conceptos que nos permiten lograr avizorar de forma estratégica la construcción
del conocimiento. Un georizoma es un trayecto del conocimiento que se forma por
conectar conceptos, ideas, experiencias, encuentros, vivencias y sueños, con
libros, figuras, historias, literatura, personas y arte en lugares y en la casa, con la geografia.
En
esos azares de la existencia nos podemos encontrarnos con libros que nos
destellan la mente y nos dan la capacidad de progresar en el conocimiento.
Georizoma es un proyecto sorpresivo, surge de la lectura del texto Rizoma de los
pensadores Guilles Deleuze y Felix Guattari, en él se explicaba de forma
fundante los beneficios de la botánica, el rizoma es una estructura vegetal cuyo
crecimiento es sorpresivo. La modernidad se caracteriza por buscar las esencias
disciplinares, para ello el pensamiento de sabios generan ideas que oriente los
cometidos de sus promesas.
Ramón
Llull represento gráficamente un árbol para simbolizar el conocimiento
universal, denomino a la obra el “Árbol del Saber”. Un diagrama compuesto por
círculos concéntricos y líneas conectoras sistematizando todo el conocimiento
humano y divino. Este diagrama represento la propuesta moderna de orientarse en
un sentido jerárquico vertical; los crecimientos fotosintéticos de las plantas arbóreas
simbolizaban los saberes. La historia, la geografía, la literatura, la arquitectura,
etc. como saberes logrados eran simbolizados como árboles en crecimiento.
La
modernidad se basaba en la creencia de las esencias disciplinadas de los
saberes siguiendo la estructura arborescente que Llull género. Es así que las prerrogativas
de la existencia de lo absoluto movilizaba a las disciplinas.
Los
saberes son caminos de búsqueda no solo de llegada. Saber qué es lo que buscan los
saberes es el principal requisito para justificar y fundamentar su existencia.
El geógrafo busca llegar al ser de la geografía, quienes lo logran fundan un
camino de concepción denominada tradición.
Los epicentros
de construcción del conocimiento geográfico que conocemos desde una perspectiva
latinoamericana solo son europeos. De España gracias al idioma se reconoce una
tradición española que traduce la historia de la geografía y que poco a poco
quiere convencer que no solo traduce sino también funda.
El
voluminoso libro Horizontes de la Geografía de José Ortega Valcárcel, forman un
puente del saber de la historia de la Geografía entre Europa y Latinoamérica.
Sin embargo no es posible referir que sea una postura de la Geografía de toda
España.
Conocer
la organización política territorial de España nos permite perfilar el sustento
territorial del geógrafo
Ortega (su locus de enunciación); su transitar por la Comunidad Autónoma de
Castilla y León, entre Burgos y Valladolid, se refleja en sus obras “La transformación
de un espacio rural. Las montañas de Burgos” (1974) y “Evolución técnica y
organización del espacio en los Montes de Pas” (1976). Su paso a la provincia
de Cantabria lo coloca entre la costa, el campo y la montaña -los tres ámbitos geográficos
de la comunidad-, Ortega se relacionó con la gestión del territorio; en sus obras “Cantabria
1886-1986. Fundación y Desarrollo de una Economía Moderna” (1986), “El ensanche
de Maliaño y el desarrollo urbano de Santander” (1994), “Gente del mar en
Cantabria” (1996), y seguro muy influenciado por un atardecer de playa de
Cantabria, escribió su más reconocido libro “Los horizontes de la geografía.
Teoría de la geografía” (2000). Libro que no solo marca un ingreso al nuevo
milenio, sino el perfil quizás de la geografía más famosa del norte-centro de
España cuyo epicentro estuvo en Santander. Esto es lo que sabemos del gran geógrafo
español que escribió uno de los libros casi mítico para la geografía, un geógrafo
cuyo perfil
de Wikipedia recién se gesta.
En
otra línea de geógrafos españoles sintetizados por la confección de un texto,
tenemos el libro “El Pensamiento geográfico”. La geógrafa, escritora y en su
momento rectora de la Universidad Autónoma de Madrid Josefina Gómez
Mendoza, cuya génesis de su pensamiento geográfico se despliega por el
paisaje que la gran Madrid le ofrece. Una geógrafa tributada a su magna Madrid.
Junto a un geógrafo físico como Julio Muñoz
Jiménez, un especialista en geomorfología y su cartografía que ha
contribuido a la narrativa de la geografía mexicana que atiende al volcán Popocatépetl,
no es ajeno a los teóricos textuales del pensamiento geográficos; un sujeto
comprometido con el campo y la teoría.
Se
suma quizás otro de los geógrafos con gran influencia sobre el magisterio de la
geografía en la Universidad de Guadalajara –y así nos acercamos a la historia
local -. El geógrafo catedrático de la Universidad Complutense de Madrid
Nicolás Ortega Cantero … continuará
10/11/2024
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