La antipatía de Farinelli
proviene de su crítica a la razón cartográfica. En contracorriente a la
tradición geográfica, donde se conceptualiza que la trayectoria de la geografía
viene acompañada en un sentido complementario por la cartografía; el geógrafo italiano
posiciona a la geografía como crítica a la cartografía. Un desencuentro que los
geógrafos conservadores ven como algo anti-genealógico, destructivo o poco
sano. El atrevimiento de Farinelli radica en su falta de resignación por
dibujar sobre un plano el cuerpo esférico de la tierra.
La pragmática del mapa de papel
se debe a que puede ser doblado y así ser transportado en la mochila del
viajero (la topología del papel). Hoy la pragmática obedece un contexto
virtual, la falta de señal y energía eléctrica en el celular son sinónimo en
casos muy dependientes de falta de conocimiento geográfico para el adecuado
andar. Pero para ambos casos es la lectura del paisaje la semiosis vital.
Farinelli apunta agudamente sobre el ego grafista del geógrafo-cartógrafo que
se contenta con hacer mapas a la medida del Estado, el mercado o cualquier etnocentrismo.
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